Ya que parece que tenemos la definitiva de verdad, vamos a explicar el proceso.

Primero, Emi Lope (la editora de Fantascy, para los despistados), me llamó y hablamos de lo que yo quería para la portada. Y le dije lo que quería, y lo que no quería. Lo primero que le dije es que no quería ningún dibujo en plan ilustración de fantasía. Nada de personajes, ni de escenas. Quería un aspecto más sencillo, más simbólico, más adulto. La referencia que le puse son las portadas de la edición adulta de Harry Potter de Bloomsbury.
Así que hablamos de símbolos, y de estrellas (de ocho puntas, de cinco, invertidas), y de los Señores del Reino, y de sus símbolos. Y esa noche cogí todo lo que pillé a mano, e hice un boceto infinitamente puerco, que pretendía reflejar el siguiente concepto: una estrella de ocho puntas sobre un fondo de mármol blanco, con los símbolos de los Señores alrededor, y una mancha de sangre de arriba a abajo.

Eso pasó al equipo de diseño, que dijo que eran muchas cosas para tan poca portada (o tal vez me lo esté inventando, porque yo no estaba allí), y que el diseño debía ser más sencillo. Y pasamos a hablar de pentáculos y cosas similares. Unos días después Emi me mandó una no portada (y digo no portada porque el mármol era negro, el pentáculo era otra cosa, y la tipografía diferente), que fue el primer acercamiento.
Así que con las ideas más claras, les pasé dos posibles textos para el pentáculo, teniendo en cuenta que ese pentáculo no es un diseño al azar (tampoco el de mi boceto inicial), sino que aparecerá más adelante en la saga. Y tras más días de espera, finalmente llegó la portada casi definitiva.
¿Y por qué casi definitiva? Porque creía yo que era la definitiva, hasta que logré finalmente pasarme por la agencia MB, y Txell me dijo que le parecía fría. Y entonces volvió a surgir el tema de la sangre. Y Emi nos dio la sangre que le pedíamos. Y entonces sí, entonces sí tuvimos la portada definitiva.
Y me encanta.
J.